Por enésisisisima vez alguien pide la vuelta de los antiguos valores y exclama la necesidad de la vuelta del uniforme escolar. Leo en Público.es:
«Reimplantar el uniforme para frenar el consumismo»
«Un pedagogo catalán propone el regreso de la uniformidad a los colegios para que los jóvenes dejen de competir por la ropa y las marcas.
El catedrático de Pedagogía de la Universidad Autónoma de Barcelona, Jaume Sarramona, ha propuesto que las escuelas vuelvan a implantar el uso de uniforme entre sus alumnos con el propósito de poner freno al consumismo y que éstos dejen de competir por la ropa y "las marcas".»
Para mi gusto, el susodicho está muy bien donde se encuentra ahora mismo: en la escuela privada por tratarse de un valor antediluviano propio de este tipo de instituciones. Es un instrumento que tiene más de castrense, castrador y alienante que educativo. Castrense por equiparar tradicionalmente la disciplina militar con la instrucción cívica, donde el uniforme cumple un papel importante junto a otras cosas como la formación disciplinaria en filas o el que se levantasen los alumnos al entrar en el aula el profesor de turno. Castrante porque resultaban infantilmente ridículos sus diseños al llegar a una ostentosa pubertad y alienante por el impedimento que suponen al desarrollo de la personalidad individual.
Habría que añadir que su supuesto efecto igualitario desaparecía de tres maneras. Una por el desgaste y la renovación posterior del mismo (las familias menos pudientes tendían al remiendo antes que a la sustitución) dos por los complementos (el que lleva el teléfono móvil, estuche, bolígrafo, mochila, consola de videojuegos o zapatillas deportivas más chulas es el rey) y tres, porque fuera del colegio el uniforme desaparece y se ve claramente la posición social de cada cual.
Dicho esto, también defiendo la vuelta a la educación en ciertos valores como el esfuerzo y la recompensa, pero sin hipocresías como es en este caso los uniformes que por cierto y dicho por todos los que han pasado por ello, pasabas calor en verano y frío en invierno. Si se quiere educar en evitar el consumismo feroz, hay que enseñar a los chavales cosas como los falsos valores y estereotipos que imponen la publicidad y la sociedad y no ponerles una venda en los ojos con es un pullover con el escudo de los Hermanos Castristas bordado en hilo de oro por la hermanitas del Cristo Verde.
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