15 febrero 2011

Fama y dinero


Fama y dinero

Cuando eres pequeño, sueñas con que tus dibujos te reportarían dos cosas: fama y dinero. Es natural, ya que a esas edades uno es ingenuo y cree cualquier cosa.

Creces y ves las cosas de forma más madura. Sigues entusiasmado, pero descubres que no es tan sencillo. Previo a la fama y al dinero, necesitas una preparación, un aprendizaje, cuyo fin es una futura profesionalización.

Tras años de preparación, llega tu primer encargo profesional. Resulta ser insignificante, ya que careces de fama suficiente para aceptar otros y rechazar este. Aún así, lo aceptas con entusiasmo y das lo mejor de ti mismo. El resultado, no es tan profesional como pretendes. Aprendes que parte de la profesionalidad consiste en aprender de los errores.

Aún así el cliente se sientió satisfecho con los dibujos y llega tu primera decepción profesional. Eludirá pagarte. Para ello buscará sustitutivos como el halago o argumentará una supuesta "publicidad" que a la larga te dará fama y rédito. Todo ello desaparece (halagos y publicidad) cuando finalmente consigues que te pague. Eso sí, no lo hará de manera conveniente discrepando con el valor real de tu trabajo.

A veces, cedes ingenuamente y lo donas gratuitamente, sea por un motivo u otro. Te entusiasmas cuando lo ves reproducido en cualquier parte y presumes de ello. Pero a la par surgen un mar de decepciones. La reproducción es tosca, después de toda tu labor y tiempo empleado. Eso, cuando no le da a alguien por deformarlo, cambiarlo o modificarlo con un gusto horrible sin el más mínimo respeto hacia tu trabajo. Todo esto se vuelve una constante a lo largo de tu vida profesional. La falta de remuneración y reconocimiento hacia tu trabajo, y una fama que nunca termina de consolidarse.

En la actualidad, para colmo tienes que soportar como un imbécil proclama que todo aquello que se sube a internet está libre de derechos y que si se quiere fama o dinero se debe hacer de manera indirecta mediante la publicidad ¡que a la larga te dará fama y rédito! Te imaginas que si eso se lo dijese a un fontanero que realizase reformas en su casa, este le diría: «Pues ¿sabe qué le digo? Que en este retrete va a cagar INDIRECTAMENTE, su puta madre».