27 mayo 2007

¿Pero qué coño está pasando con Planet Murcia?

Pido perdón de antemano, por si alguien se ofende, pero quiero constatar algo que estoy observando últimamente en esta página. Con permiso del excelso Diego Sevilla, cito el siguiente lema:

«Este planeta aglutina información de varias fuentes que están relacionadas con la Región de Murcia en algún sentido. [...]»

Veamos. Cuando me uní al carro de ese lema, hace más de trescientos días, recuerdo que lo que aquí se publicaba, salvo excepciones, eran bitácoras personales. Y se entiende por personales, aquellas que utiliza la gente para comentar sus opiniones, anécdotas, sucesos, noticias que les parecen curiosas o interesantes, pensamientos o pajas mentales que se le ocurren yendo de compras por Mercadona (por ejemplo.) Si las juntabas todas, obtenías un cacho de realidad cercana y murciana, cosa que no se conseguía leyendo periódicos como «La Verdad» o «La Opinión». Planet Murcia daba una imagen real de las inquietudes de la gente que habitábamos en él, porque las regiones, los paises, el mundo en general, lo forman las personas que en ellos habitan y no, como se pretende, por sus instituciones . Esa es la gracia del Planet, el aunar personas, o al menos, yo lo creo así... Bien, pues eso está desapareciendo y su lugar está siendo ocupada por blogs temáticos.

Soy el primero que me acuso de, en un momento de locura, convertir el mío en un mal catálogo de arte, cuyo 99% de contenido nada tenía que ver con la Región de Murcia, y por lo tanto no había lugar para estar alojado aquí. Pero junto a la transformación del mío han surgido otros tantos en la misma línea. Os juro que actualmente me da pereza leer la página porque me la encuentro saturada de amagos de gacetilla cutre. Gente que colma la página, con cuatro, cinco o seis post larguísimos con noticias que se pueden encontrar en cualquier diario on line, que apenas aportan opinión personal y cuya redacción en vez de cercana, es más propia de magazine dominical y aburrido de periódico local. Gente además, cuya única razón para aparecer en Planet Murcia (y si no, que alguien me corrija) es que se redactan desde aquí, pero daría igual si se hiciera desde Pernambuco.

En fin, que me gustaría que este artículo, que insisto, sólo es una opinión personal, sirviera de plataforma para que la peña me aclarara si esto que pienso es real, si estoy equivocado o como he dicho antes, sólo se trata de una paja mental que se me ha ocurrido durante los veinte minutos que he tenido que esperar a que la anciana con andador terminara de pagarle a la cajera de Mercadona una cuenta de veinte euros, céntimo a céntimo.

21 mayo 2007

¡Que viva la justicia divina!

Hoy, una compañera me ha dado una buena noticia, de esas que si no te hacen creer en Dios (ya estamos viejos para eso) sí en la justicia divina.

Todo ha comenzado hablando de mis quince años y de la vida que hacía en el instituto. De cómo sobrevives a esa edad, anécdotas y tal, y no sé por qué ha salido el nombre de una profesora de inglés que tuve, a la cual yo le tenía especial tirria. Tirria porque me hizo la vida imposible. Tirria porque sólo explicaba a la primera fila, que curiosamente estaba formada por hijos de funcionarios, de los que iban de tres a cuatro de la tarde a academia de inglés, y que traían los deberes recién hechos. Tirria porque era incapaz de darme una explicación sencilla, sin recurrir a los tiempos verbales o a términos filológicos. Tirria por darme por imposible durante dos años, uno de ellos siendo mi tutora. Tirria por hacerme creer que era imposible que yo aprendiera inglés nunca en mi vida.

La historia terminó cuando el segundo verano, mis padres me apuntaron a una academia, y la pobre chavala que allí trabajaba me dio una explicación de tan sólo media hora sobre cómo conjugar los verbos, qué era un sustantivo y qué un adjetivo y ¡coño! se me hizo la luz. Recuperé el inglés que tenía pendiente y nunca más suspendí la asignatura. A partir de entonces, todo fueron cincos y seises pelados, pero por lo menos aprobaba.

En fin, decía que estaba hablando de ella cuando mi compañera, una señora ya mayor, me dice:«A sí, fulanita, fue mi compañera hace años» y continúa «pues pobrecilla, con lo que le pasó con LA HIJA ADOPTADA.» Ante los ojos como platos que he puesto, ha continuado «¿No lo sabías? Adoptó a una chavala CON PROBLEMAS, y no pudo con ella. Es más, terminó DESBALIJÁNDOLE LA CASA.»

No he podido reprimir la carcajada histérica. Me han reprochado (y mucho) el reirme de la desgracia ajena. Pero ¡qué coño! fueron dos años de mierda y machaque, así que si la vida le ha ido mal ¡qué le den! (o fuck her! como prefiera.)

12 mayo 2007

¿Y quién te ha dicho a ti que quiero que vayas de putas por mí?

Paralelamente a los polémicos comentarios del chulesco Josemari, otro ciudadano español nos plantea otra poblemática social relacionada con la libertad de circulación:


Esta noticia me plantea algunas dudas: en el puticlub, donde era cliente habitual ¿le hacían rebaja por traerse la cama de casa? Si tiene un grado de minusvalía del 95% ¿qué órgano tiene en perfectas conciciones que represente el 5%? Después de demostrar que se puede circular por autovía en una camilla eléctrica, a 20 Kmh ¿habrá pensado en tunearla? ...en fin, cienes y cienes de incógnitas que espero que algún día nos contesten.