20 diciembre 2007

Y aún preguntais por qué estoy deprimido


comida de empresa

Hay días de esos tontorrones que te ves obligado a hacer lo que no te apetece. Ese es el caso de aquellos en que se organizan comidas de empresa o como se denominan hipócritamente, "ir de tapas con los amigos del trabajo". Todos lo años caes en lo mismo y a pesar de jurarte y perjurate a la salida que nunca más, al año siguiente repites en plan imbécil y no lo dudes todo lo haces por no sentirte marginado o lo que es peor, un leproso social.

Ese es mi caso. Cada año caigo y para colmo, paralelamente al evento, siempre se organiza el tan sobado "amigo invisible" que consiste, generalmente, en gastarte una pasta increible en un regalo "neutro" para tu amigo/a invisible, ya que de él/ella sólo sabes que es cejijunto/a y que tiene un primo en Málaga. A cambio tú recibes otro, generalmente de un precio desproporcionadamente inferior al que tú has comprado, y que con mucho cinismo has de agradecer, aunque sólo estés pensando cual es el contenedor más cercano al que arrojarlo sin que te vean.

Para colmo, para estas fechas cercanas a la Navidad, los locales encarecen sus menús por los mismos platos que un mes antes ya opinabas eran bazofia (crudos, mal preparados, peor servidos) y pagas entre cuarenta y cincuenta euros por una comida que encima no te sienta bien, al lado del cuentachistes pelmazo o la cincuentona salida y malfollada que te toma como diana de sus bromas. Haciendo acopio de buena educación reprimes frases como "¿No has probado a meterte la cabeza por el coño e intentar parirte con más gracia?" o "¡A ver si cambiamos el repertorio que esos chistes son más viejos que la abuela de Dios!".

Si a todo ello le sumamos el que siempre terminas con una mancha de vino en alguna prenda y colitis, está claro que tienes que asumir que más vale ser leproso que imbécil. Después de todo, las pústulas hacen mejor compañía que el cuentachistes y la malfollada.

1 comentario:

Pilar M Clares dijo...

Está la cosa del encuentro -de imbéciles, como los llamas- que ya veo se te hace irresistible. Apunta para el próximo año, colega.