04 enero 2009

De vuelta con el transporte público


Taxi anónimo

Una de las cosas de vivir en una ciudad es la alegría que nos dan a diario con el transporte urbano. Y lo mejor es que todos sus defectos se mantienen tradicionalmente salvo excepciones (la verdad es que la tarjeta prepago en el autobús es un buen invento). Ya hablé hace tiempo y en otro artículo sobre las carencias de los autobuses hacia el usuario: sus horarios , sus faltas de puntualidad, la falta de información en las marquesinas, la poca claridad de la misma o la falta de carteles señalizadores CLAROS Y VISIBLES, donde se indique su número y ruta, en TODOS sus laterales si exceptuamos el frontal. Pero el colmo fue anoche con otro tipo de transporte.

Como ya era tarde y me encontraba lejos de casa, decidí llamar a un taxi. Le indiqué a la operadora dónde me tenía que recoger y me dediqué a esperar junto a un amigo. Por la calle pasaron varios automóviles y en concreto paró uno, de color blanco, de dónde se apeó una pasajera y se fue a un portón cercano. El coche permanecía parado, aparcado en doble fila, con las luces pagadas y NADA hacía indicar que AQUELLO ERA UN TAXI. Para empezar NO LLEVABA EL LUMINOSO con las letras TAXI encendidas, ni lucecita verde, ni nada (lo cual, me acabo de enterar que es OBLIGATORIO). El interior estaba apagado, y el cartelito de LIBRE/OCUPADO ni se veía. Pasados diez minutos, se mueve el coche y al pasar junto a nosotros, lo identificamos como taxi por las pegatinas publicitarias de la parte posterior. Le hice señas para que parase y se largó. Llamé de nuevo a la centralita y le expliqué lo que había pasado, enviándomelo de nuevo entre reniegos. Aparece el taxi y al hacerle la señal para que parase, el conductoe me hecha un puro sobre "hacerlo esperar" y ante mis objeciones respondió que "cómo iba a llevar alguna luz encendida si el taxi NO ESTABA LIBRE". Pasé de replicarle más y le di la dirección. Al llegar, encima, el tipo me quería cobrar de más por el plantón, pero me negué por lo que poco más y me devuelve a donde me recogió.

En fin, que seguramente el muy gilipollas volvería a casa contando los gilipollas que tiene que recoger y es cree el ladrón que todos son de su condición.

1 comentario:

Goliadkin dijo...

Vivan tos los taxistas y la madre que los parió y los hijos que parieron.

Tenemos que quedar en el mundo real, que lo tengo pendiente, disculpame, pero por ahora te aviso que mi blog ha vuelto a la vida.

Nos vemos!