22 octubre 2006

A cualquier cosa le llaman machista


machista

Salvando las distancias (veinticinco centímetros en concreto) el incidente de Jose María Aznar con el bolígrafo que se escurre por el escote de la periodista, me trae al recuerdo el de Nacho Vidal con Marta Torné hace unos años en TNT. Ambas Martas (MartaNebot y Marta Torné,) se caracterizan en su entrevistas por ser niñas monas e insidiosas que acosan a preguntas "graciosillas" buscando que al entrevistado se le trabe la lengua, se sonrrojare o no sepa por dónde salir. Ambos sucesos tienen en común el crear una dicotomía de opiniones.

Pasando de entrar en terrenos farragosos sobre la ética de la burladora burlada y especulaciones como qué hubiera ocurrido si en vez de antrevistado hubiera sido entrevistada, quiero denunciar el recurso facilón con que se resuelven estos casos: calificar al entrevistado de MACHISTA.

Craso error. En todo caso será, en su gesto, GROSERO, ZAFIO, ORDINARIO, OBSCENO, MALEDUCADO o ARRABALERO, incluso PREPOTENTE, pero de ahí a machista hay un paso amplio (más de veinticinco centímetros.) Es como clasificar a alguien de torturador por dar pellizcos de monja, fascista por parar un taxi con la brazo en alto o racista por contar chistes de negros.

Tanto para ser machista como proxeneta hay que valer. Es oficio y forma de vida, y qué quereis, Nacho aún da la talla pero Jose Mari... en fin, que lo diga Dª Ana.

Nota: Sirva este artículo también como "homenaje" al incidente entre el fachilla Zaplana y la vicepresidenta del gobierno, la cual quedó para mi gusto muy mal en su papel de "dama ofendida" dieciochesca (le faltó arrimarse el pañuelo a la nariz con gesto de oler mierda.)

2 comentarios:

Anónimo dijo...

A cualquier cosa le llaman machista, y a cualquier cosa extremista, a cualquier cosa xenófobo, a cualquier cosa socialista, a cualquier cosa nacionalista, ... Es que cada vez se usan las palabras de una forma más perversa, y es lo que tiene no saber su significado.

Saludos

Anónimo dijo...

Al margen de lo que hizo el expresidente (a cualquiera se le puede ir la hostia en un día malo ante una periodista subnormal, que también los hay, como en todas la profesiones), en esta españa por fascículos estamos acostumbrados a exagerar los términos dejándolos huecos de tanto usarlos. Un ejemplo clarísimo es el de fascista, que de tanto usarla en vano ya no nos evoca lo que debiera. Si les diera una descarga eléctrica (como a los perros que ladran mucho) a cada uno que la emplea indebidamente,este país se quedaba a oscuras.

Secundo el artículo totalmente maese Salvador.